Que bonito se ve el futuro de los viajes en avión a México
Llegas en un Vuelo de Viva Aerobus, que te costo menos de cien dolares desde los Ángeles, al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, bien contento de estrenar las instalaciones.
Te admiras de su estoica decoración y pisos nada lisos, todo muy adecuado a la época, y decides irte en el transporte público hacia el Zócalo, supones que lejos no debe de estar.
Pero, el transporte es algo que se llama Mexibús, unos autobuses a veces articulados de color blanco, pero cuyo costo de menos de la mitad de un dolar es bastante atractivo, así que no te lo piensas y te subes, adentro del autobús notas que dice que la última estación se llama Ciudad Azteca, supones que como en México la tribu dominante fueron los aztecas eso debe de referirse al zócalo, así que te tranquilizas. Inicia el viaje y el desfile de autoconstrucciones se ve interminable, kilómetros y kilómetros de casas grises, no ves por ningún lado los rascacielos de las películas, hora y media después el autobús sube un puente y da vuelta en U para estacionarse junto a lo que parece una estación de Metro. Y ahí dice Ciudad Azteca, sorprendido interrogas a los otros pasajeros que burlones te dicen que estas en Ecatepec y para ir al zócalo debes de subirte el metro viajar hasta donde llega que se llama Garibaldi, de ahí transbordar a otro tren que diga Constitución de 1917, bajar en la estación Bellas Artes y volver a transbordar ahora a un tren que diga Taxqueña, y ponerte listo para bajar en la estación zócalo.
Como ya estas ahí dice, pues es un metro, seguro es cómodo y rápido, pero no contaba con que es temprano en un día laboral, miles de personas entran en el tren, hay empujones, de hecho hay de todo, la estación esta a reventar y como vas con tu maleta es una odisea aun peor, sin embargo de alguna forma terminas dentro de un vagón, de pie, apenas deteniendo tu maleta y con manos sospechosas en lugares que nunca han visto el sol. Y en cada estación se pone más apretado todo, sospechas que en México no existen las leyes de la física; una hora después el tren ya se mueve un poco más rápido, en cada estación se quedaba algunos minutos parado, pero una vez que se vuelve subterráneo el trayecto ya hay forma de respirar y ver en donde va el tren, pasas por Tepito y la Lagunilla y al fin Garibaldi, bajas algo arrugado y quizá con menos cosas en tus bolsillos, ahora sigues las flechas hacia Constitución de 1917, subes escaleras, bajas y vuelves a subir, ves que hay escaleras eléctricas pero estaba fuera de servicio; en una muy oscura estación, sucia y con goteras esperas junto a miles un tren que no tarda mas de 10 minutos, al menos esta vez solo es una estación, pero en Bellas Artes te esperan mas escaleras y pasillos interminables para llegar a otra estación igual de mal iluminada y llena de personas, pero un poco menos, y otros diez minutos esperando un tren que llega completamente lleno y no te dejan subir, tienen que pasar dos trenes mas para que viajes y recorras solo dos estaciones para llegar al Zócalo, donde vuelves a subir escaleras y recorrer pasillos oscuros y llenos de humanos; sin embargo cinco horas después de que bajaste del Viva Aerobús has llegado al Zócalo, ahora solo falta buscar tu hotel que has reservado, y esperar que ese si sea limpio.
Por llegar tarde perdiste la reservación y hay que pagar una diferencia mientras esperas que tu habitación este limpia.
Unos días después es tiempo de volver a Los Ángeles, pero para entonces ya sabes que el transporte público no es una opción en México, así que llamas un Uber, que te cobra 50 dolares por un recorrido de dos horas al Aeropuerto Felipe Ángeles.