Senda de Borines, en Rozadío.
En concreto, según informa en un comunicado el Ayuntamiento, se ha acondicionado un tramo del antiguo Camino Real a su paso por Rozadío, el conocido como Camino de Borines. La senda, de casi tres kilómetros de recorrido, se ha adaptado para que personas con discapacidades motoras, intelectuales o sensoriales puedan disfrutar de este entorno natural.
Este proyecto, que nació del personal técnico contratado en el marco del programa de Corporaciones Locales en 2016, se ha desarrollado a través de un convenio firmado con la Dirección General de Turismo del Gobierno de Cantabria. Gracias a este acuerdo, el Ayuntamiento ha dispuesto de una subvención de 15.000 euros para financiar la totalidad de la obra realizada.
Dichos trabajos han consistido en el acondicionamiento del terreno, la instalación de paneles informativos para la interpretación del terreno y la colocación de mobiliario urbano en una zona recreativa sensorial.
"Se trata de un proyecto innovador que tiene como objetivo aprovechar la extensa riqueza de la que goza esta zona del Nansa, al tiempo que se intenta nutrir de opciones al turismo accesible en Cantabria, que ahora mismo apenas dispone de una decena de espacios naturales habilitados", ha indicado Pedro González, alcalde de Rionansa.
Un modelo turístico que no solo tiene como destinatarias a aquellas personas con alguna discapadidad física o intelectual, sino también a otros colectivos como familias con niños pequeños que necesitan llevar silla de paseo o personas con algunas dificultades o limitaciones de movilidad.
Puesto que en el municipio ya existe un recurso turístico adaptado, la cueva de El Soplao, que acaba de convertirse en la primera cueva totalmente adaptada de España, esta senda de Borines viene a afianzar el posicionamiento de Rionansa como destino para este colectivo.