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Viajando en Autobús de Cancun a Los Cabos, por la vía larga



Es hora de continuar recomendando el viaje que todo busologo sueña con hacer, una semana después de disfrutar el Caribe es hora de volver a los autobuses; así que a la terminal de Cancun hay que ir, un lugar algo extraño porque tiene taquillas por todos lados pero cada una es para un destino especifico, o eso aparenta. Finalmente conseguimos un boleto a Merida en un ADO, el clásico de 44 butacas y un baño, nada que contar de este viaje, se hace en línea recta sin nada relevante, solo un viaje más en ADO.

Merida, la ciudad Blanca nos recibe con salbutes, sopa de lima y cochinita pibil, ahí sentimos la necesidad de caminar y después bailar en la plaza mayor toda la noche. De nuevo a la CAME a buscar otro ADO a Ciudad del Carmen, el lugar en una isla del que hemos escuchado hablar, el paisaje en Chetumal nos atrapa, con su carretera a la orilla el Mar, sin duda unas fotos fantásticas serian obtenidas por cualquier busologo en este lugar.

De Ciudad del Carmen a Villahermosa probamos el ADO GL, que en realidad es igualito a otro ADO pero solo con 40 asientos y dos baños. Una vez en Villahermosa es mejor tomar una desviación, en un servicio económico de ADO nos vamos a Palenque, desde la terminal en unas combis colectivas visitamos la zona arqueológica de Palenque. Al otro día muy temprano volvemos a las vagonetas colectivas, no hay autobuses a donde vamos; primero a Bonampak y después a Yax Chilam. De vuelta a Palenque es de nuevo en las vagonetas colectivas, por alguna razón ADO no muestra interes en esta ruta.

De Palenque a San Cristobal de las Casas el viaje es en OCC en un Irizar i6, el servicio es idéntico a cualquier ADO, muchos asientos y un baño, algunas pantallas para pasar películas en un volumen muy bajo.

En San Cristobal descansamos un par de días pero por las constantes protestas magisteriales mejor nos movemos a Tuxtla Gutierrez en otro OCC. De ahí a Oaxaca mejor nos vamos en FYPSA, porque nos han dicho que a ellos si los dejan pasar en los bloqueos. Nos toca un autobús de historia, un Dina Olímpico, al cual le urge una buena renovación de todo su interior.

En Oaxaca decidimos ignorar los campamentos de protestantes y mejor nos enfocamos en comer tlayudas, mole y tasajo.Obviamente en el Mercado Municipal.

Para salir de Oaxaca solo hay por AU, por alguna razón suspendieron las corridas de primera clase, así que llegamos en el servicio económico de 50 asientos, sin baño ni teles a Tehuacan De ahí a Cordoba en otro AU, ya es mucha tortura, así que buscamos un hotel en Cordoba y disfrutamos un café en la plaza.

Al otro día un transporte urbano a Orizaba, donde ubicamos a los chicos de Turismo en Ómnibus para que nos lleven a Xalapa; quedamos tan contentos con su servicio que nos vamos a Tampico con ellos de nuevo, es increíble lo nuevo de sus unidades.

En Tampico sucumbimos a la tentación y abordamos el Autonaves Gran Confort, el servicio de lujo de Autonaves, con solo 24 asientos nos da un servicio de lujo pero extrañamos algunas amenidades tecnológicas En San Luis Potosí el hospedaje es en el hotel gante y la cena son enchiladas potosínas, ya al otro día veremos los edificios de cantera rosa que han hecho histórica a esta ciudad.

De San Luis Potosí a Monterrey el viaje es en Noreste Plus, donde el viaje vuelve a ser con lo último de la tecnología y un servicio superamable del operador.

En Monterrey las selfies obligadas son el el Parque Fundidora, La Macroplaza, el Paseo Santa Lucia, en Los Generales y con el metro de fondo. Los desayunos en La Siberia.

De la renovada central de Monterrey salimos en al AVE Senda Ejecutiva a Torreón; es un servicio de lujo con pantallas individuales y un operador muy amable, lo que más nos gusta es el color tornasol de su pintura; pero nos desespera que hace varias paradas en diversas centrales en la zona metropolitana de Monterrey.


La central de Torreon es un lugar como que muy desolado, es grande pero la mayor parte de ella luce vacía. Nos hospedamos en el Hotel Nazas, pero salimos al otro día con recelo, hay que andarse con cuidado en un lugar con bajo nivel de mantenimiento. De su central semiabandonada salimos en un flamante Chihuahuenses Select, un bonito autobús Irizar i8 completamente nuevo, nos encanta el enorme espacio entre asientos, sus enormes pantallas individuales, enchufes eléctricos bien ubicados, su señal de wifi, dos sanitarios pero sobre todo el bien surtido lunch box que dan al abordar.


Volvimos  a la central de México Norte porque después de tanto viaje en autobús ya nos sentimos bien busologos, y es la Central del Norte la más importante del país; ahí están representadas la mayoría de las líneas, se manejan miles de autobuses y ademas hay venta de unidades a escala; las cuales por cierto están mal terminadas pero no dejan de ser bonitas.


Ya que estamos ahí nos vamos a Ixmiquilpan en un Ovnibus Plus, en realidad no sabemos ni porque lo hicimos, ahí no hay nada que ver; así que mejor nos vamos en un AVM a un lugar indeterminado a comer barbacoa de hoyo, uno d elos mejores platillos de México.

Encontramos un Estrella Blanca que nos lleva a Pachuca, ahí aprovechamos para comer pastes y ver el Reloj Monumental, después de una vuelta en el Tuzobus mejor nos vamos en Futura de nuevo a México Norte.

Nos alcanza el domingo en la capital por lo que se impone ir a ver el fútbol al Estadio Olímpico Universitario, donde juegan los PUMAS contra otro equipo sin importancia; esta genial porque casualmente encontramos el autobús oficial que transporta el mejor equipo de México, un Ayats Eclipse de Autovías.

De nuevo en México Norte abordamos un Primera Plus a Queretaro, de ahí en un Turistar Lujo de dos pisos nos enfilamos a Tepic; bonito el autobús pero como que el espacio entre asientos no es el suficiente y el respaldo es un poco agresivo para reclinarse.

En Tepic lo mejor es irse en Élite a Mazatlan, un regreso a la realidad de lo que es un autobús, servicio de transportación  básico en una unidad con espacio generoso entre asientos.

Un par de días de descanso en Mazatlan; posteriormente llega la hora de ir a Culiacan, lo hacemos después de desayunar en el Panamá. Abordamos un flamante Tufesa a la capital de Sinaloa.

En Culiacan la comida es vasta y no sabemos donde iniciar, si en el Palomar de los Pobres o en los Tomates Verdes.

Ya casi el viaje termina, y por muy busologos que seamos ya estamos en un punto donde se impone un descanso en casa; después de un volado tomamos el penúltimo autobús de la ruta, un Pacifico a Los Mochis, de la central directo al muelle en un urbano, esa noche salimos en el transbordador hacía la Paz.

El último autobús es un Águila Real a Los Cabos. Después de un mes de viaje sentimos un gran cansancio pero también curiosidad por todos aquellos lugares que nos faltaron de visitar e nuestro hermoso país.  tan pronto recuperemos fuerzas volveremos a ser pasajeros interminables en la 57.







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