Si usted es un viajero frecuente de autobuses urbanos y foráneos seguramente se ha percatado que muchos modelos viejitos se sienten más cómodos que los más recientes, en especial en los Volvo; los primeros articulados en integrarse a Metrobus hace diez años son mucho más suaves en la suspensión y en cambios de marcha. Lo mismo sucede en el 7550 poseedor de una suspensión inigualable.
¿A que se debe esto?
¿Acaso los nuevos modelos son hechos con menos confort en pro de la economía?