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Un viaje en un autobús llamado Noreste

 Matamoros tiene un encanto especial, es una ciudad limpia, ordenada, con granadazos y balaceras aleatorias; la verdad me gusta mucho esa ciudad, no hay forma de no quererla. Mas sin embargo para mi profunda tristeza el deber me llama en Monterrey, que fastidio, es que ese subjefe que es mi jefe me trae en friega en el grupo de wattsapp que si ya hice esto, que si ya hice aquello, entonces ni pex, a dejar mi Matamoros querido. Con determinación fui a la desolada central de autobuses, directo con ODM, el jefe me dijo que ahí aun había corridas (¿que nunca descansa? le va a dar un ataque a ese jefe) Me venden un ticket para un Noreste a las 21:15. Cuando voy a abordar me dicen que ya no hay salidas, que como yo era el único valiente pasajero no les salia el negocio pero que con todo gusto me pondrían en ese mismo autobús por la mañana. Amabilidad sin duda eso de hacerme absorber media hora de ondas energéticas de central camionera.
Por la mañana, después de pagar hotel por mi cuenta, regreso a la central a mi autobús llamado Noreste, vi más bonitos a esa hora pero ya ni modo a subirse a lo que hay. Me gusto que tiene un logo de Volvo, pero hasta ahí. Los asientos muy duros, nada que ver con el que se llama Noreste Plus. Sin wifi ni enchufes ni nada de esas cosas que ya me han acostumbrado en otros rumbos. Bueno me dije, total son solo tres horas a la capital Regia, pero fueron aburridas, las tres pantallitas del siglo pasado definitivamente no son lo mio, los olores misteriosos tampoco y menos los asientos tipo tabla.
Para la otra mejor pago esa poca diferencia por algo que se apellide plus.




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