Resultado de una pésima planificación urbana, por no decir nula, los municipios conurbados a la Ciudad de México se han convertido en enormes ciudades dormitorio. la vida dejo de serlo para convertirse en un eterno sufrimiento en el transporte público. Despertar de madrugada, asearse, luchar dos o tres horas en el transporte, trabajar por un bajo sueldo, aguantar al jefe, luchar otras dos o tres horas en el transporte público, al final dormir nada mas. Porque de 24 horas del día, seis las ocupan en transportarse y nueve en estar en el lugar de trabajo.
En ese contexto se entiende la desesperación de la señora de la foto en la línea B del metro, justo la que de forma extraña, da servicio a Ecatepec en el Estado de México.