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Viajando en Aeromexico




Si de pronto descubres que la opción para llegar rápidamente al sureste es Aeromexico tienes dos reacciones, la primera el susto por que es la opción más cara y la segunda de tranquilidad por que esa aerolínea es la única de México que no es de bajo costo, lo que implica que el servicio que ofrecen tiene buenos estándares de calidad.
Otra expresión de felicidad es poder usar la moderna y democrática terminal dos, ahí están revueltos los viajes nacionales e internacionales lo que le da un ambiente cosmopolita al lugar. Pero sólo al entrar se respira algo raro, ya no hay tantos mostradores automáticos, sin embargo aún te dejan escoger el asiento, de acuerdo a la tarifa pagada. Pero ahí se acaba la magia, para documentar en sábado por la mañana en Aeromexico operan con el mínimo de personal y las filas lucen estáticas, mientras en los altavoces anuncian que los pasajeros de ciertos vuelos apures el paso en la realidad los escasos empleados llevan una vida de parsimonia. Los mismos pasajeros tienen que presionar para que hagan su trabajo un poco más ágil. Con pocos resultados, se toman todo con calma y la razón es que están cobrando a partir de ochocientos pesos por maleta extra a todo mundo, dicen que el boleto sólo ampara una maleta, así que para muchos el viaje sube de precio.
Una vez superado este punto uno termina con la caja de papelería en la mano y en seguridad aún no se convencen de su contenido, posiblemente alguien ya haya fabricado una bomba con papel bond tamaño carta. Después de un rato se supera la revisión de seguridad que hace una empresa privada de seguridad. 
Al llegar a la sala resulta que ya están terminando de abordar el vuelo, se apresura el paso más sin embargo tras pasar el scanner de abordaje se baja a un pasillo donde todos los pasajeros están esperando que los dejen abordar el avión, cinco minutos más de pie hasta que la fila se mueve lentamente mientras que todos los pasajeros se van acomodando en el Boeing 737.
Posteriormente otra larga espera en el lugar hasta que el avión se mueve lentamente a esperar su turno de despegar, otro bien rato hasta que salimos rumbo al cielo. Media hora de vuelo y las azafatas se ponen a repartir galletas quaker y vasitos de jugo sin hielo, en eso andan cuando se inicia el descenso y a toda prisa a recoger basura.
Una vez en el aeropuerto de destino otros buenos minutos para bajar y recoger el equipaje, en total una hora d vuelo y tres horas entre ambos aeropuertos.
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