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Fallece por secuelas de viajar en autobús



Pero siguen diciendo que los boxer, zafiro y similares son muy seguros:





Aquella fatídica tarde del 21 de enero, Ruperto Martínez Soto, de 86 años, viajaba como pasajero en una ruta 3A que se desplazaba a exceso de velocidad por la calle Aldama, en el centro de la ciudad.

Fue en un salto que el vehículo dio al caer en un bache que Ruperto se lastimó la cadera, por lo que fue requerida en el lugar una ambulancia de la Cruz Roja para atender al anciano; el operador de la combi huyó del lugar.

Los paramédicos determinaron un daño a la cadera del octogenario, por lo que decidieron trasladarlo a un nosocomio donde podría recibir la atención médica especializada por el trauma que había sufrido, ya que todo apuntaba a una posible fractura.

Ruperto fue sometido a una operación en la cadera y permaneció internado en la Clínica I del Seguro Social, donde posteriormente fueron necesarias más cirugías por un daño que presentaba en la columna.

Sin embargo, el anciano jamás logró recuperarse y mucho menos ponerse en pie, siendo durante la noche del 21 de febrero que perdió la vida en la cama del mismo nosocomio donde había sido tratado desde el día del accidente.

Elementos del Cuarto Grupo de Homicidios de la PGJE acudieron a tomar conocimiento del deceso y ordenaron el traslado del cuerpo al Semefo, mientras que se abrió el expediente por homicidio culposo en contra del operador del transporte urbano, quien será citado a declarar en torno al caso.
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