Las condiciones climáticas del estado de Michoacán han dado vida a través de los siglos a la producción de exquisita caña de azúcar. Es a partir de la fermentación y destilación de esta planta tropical y de sus derivados –como el melado y el piloncillo- que surge una de las bebidas regionales de mayor tradición en nuestro país: la charanda.
Originario de la zona de Uruapan en la provincia michoacana, este aguardiente incoloro de sabor dulce parecido al de la vainilla, recibe su nombre en honor del Cerro de la Charanda -cuyo significado en lengua purépecha es “tierra colorada”-, mismo que fue el escenario donde se edificó la primera destilería de jugo de caña de la región.
Aunque la elaboración de esta bebida alcohólica data del siglo XVI, su producción industrial inició hace apenas una centuria. Actualmente, la charanda cuenta con la prestigiosa etiqueta de Denominación de Origen, reconociendo así a los campos michoacanos como los auténticos creadores del “ron de México”.
Aunque la elaboración de esta bebida alcohólica data del siglo XVI, su producción industrial inició hace apenas una centuria. Actualmente, la charanda cuenta con la prestigiosa etiqueta de Denominación de Origen, reconociendo así a los campos michoacanos como los auténticos creadores del “ron de México”.