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10 errores que te convierten en el pasajero incómodo

DEL REFORMA



Cecilia Núñez

(24 febrero 2013).- 1 Échate una pestañita. Nada mejor que sentir el calor humano mientras duermes. Recárgate con confianza en ese delicioso hombro que tienes a un lado. Si te escurre la baba, no te preocupes: babear y roncar muy fuerte es de humanos.


2 Entabla conversación. El pasajero que está a tu lado trata de relajarse, dormir o leer un libro. No te inhibas, nada te impide comenzar una profunda conversación. Platícale tu vida entera, interrumpe su descanso. Tú eres un gran comunicador y, seguramente, escucharte todo el vuelo será un deleite durante su viaje.


3 Aplica el "cht-cht". Si necesitas pedirle algo a la sobrecargo, la mejor manera de llamarla es aplaudir, chiflar o chasquear los dedos. Si no, ¿cómo va a saber que te urge que se aproxime? No olvides llamarla "aeromoza", es de buena educación.


4 Pásale con confianza. No es tu culpa que tengas un metabolismo tan privilegiado o que te encante estirar las piernas cada 15 minutos. Si es la séptima vez que vas al baño en una hora y tus compañeros de fila están cansados de levantarse para que puedas salir del asiento pegado a la ventana es su problema, no el tuyo.


5 Ponte cómodo. Estira las piernitas y aduéñate de los dos apoyabrazos. Tienes el derecho. Pagaste caro por ese boleto de avión, ¿o no? Lo que menos importa es que tu compañero de asiento también necesite recargarse.


6 Ten buen provecho. Es hora de abrir esa ensalada de atún con mayonesa y rematar con esa sopa instantánea de camarón. Sorbe, mastica ruidosamente, disfrútala, pues. No hagas caso de las caras de asco de tus compañeros de viaje, es la puritita envidia.


7 Acicálate. Este es un buen momento para orear tus calcetines sucios, cortarte las uñas de las manos y de los pies o para quitarte los pelitos de las piernas con unas pinzas. Quien te juzgue no sabe aprovechar las horas de vuelo para el cuidado personal.


8 Clava las rodillas. Hay tan poco espacio entre un asiento y otro, que el pasajero de adelante no tiene por qué incomodarse cuando encajas tus rodillas en su asiento, y por lo tanto en su espalda baja. Es más, sentir tus piernas y los jaloneos que le estás acomodando a su asiento es relajante para él.


9 Sé un papá cool. Tu bebé es un angelito, siempre tan bien portado... Excepto en este viaje en el que corre sin descanso por el pasillo, avienta comida, patea el asiento, raya con sus crayolas la mesita y le jala el pelo a los pasajeros. ¡Viva la educación Montessori y la libertad de expresión!.


10 Agarra la borrachera. ¿Por qué no? Las copas son gratis y no hay nada mejor qué hacer en pleno vuelo. Enfiesta como si fueras "springbreaker", canta con ganas lo que suena en tus audífonos, coquetea a la chica del asiento de atrás y brinda con los demás pasajeros: ¡salud!
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