A las siete en punto de la mañana en la taquilla de observatorio unas cansadas empleadas venden boletos con una sonrisa de oreja a oreja, a los pasajeros que llegan para salir a Morelia les dicen simplemente que el siguiente es a las siete con quince en un autobús de dos pisos.
La sala de espera atestada, la mayoría de personas que van a Toluca, la sobrepoblacion de la sala demerita mucho los servicios adicionales como sanitarios, cafetería y periódicos. Es mas placentero salir al anden a esperar el autobús con aire fresco, lo malo del anden es que los autobuses económicos Pegasso descargan a la gente en un rincón, por lo que todas las personas con prisas pasan atropelladamente a través de la fila para abordar de ETN.
Excelentes equipajeros, no solicitan propinas. Una edecan con sueño reparte cajas de lunch box y bebida, posteriormente alguien de seguridad da la bienvenida al autobús, el 6003 de ETN. Un Ayats Bravo 1 con un ligero olor a nuevo aun, cuenta con 21 asientos, una mesa extraña, dos sanitarios y una maquina de café.
Salida con cinco minutos de retraso por una pasajera inconsciente que llega tarde, con su actitud contagia el retraso a todos los pasajeros. La salida se retrasa aun mas por la dificultad de librar el trafico del Distrito Federal. Una señora que compro boleto hasta adelante se asusta ante el panorama y corre a ubicarse mas atrás.
El autobús esta equipado con pantallas individuales, asientos eléctricos tipo semicama, WiFi (sin funcionar por falta de saldo), conexiones eléctricas (las mas accesibles que hemos visto), audífonos y acabados de lujo.
La llegada es una hora tarde, gracias a la pasajera y al trafico, una sonriente empleada da la bienvenida, sube a revisar el autobús pero no nota que hay una gorra olvidada.