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Como salvar al Macrobus

  • Al revés volteado por Norberto Álvarez Romo
Recientemente se han hecho públicas las advertencias de que en la metrópoli estamos por perder cerca de mil millones de pesos
Toda profesión tiene secretos que no se aprenden en sus libros de texto. Forman parte de las destrezas especiales que distinguen la sabiduría del oficio de la mera posesión del certificado en papel. De ellos, quizás el más valioso es el arte o la manera discreta de corregir los errores propios y aprender de ellos; especialmente sin causar perjuicio a terceros. Es allí donde está la divergencia entre la enseñanza del buen maestro y el aprendizaje del no tan buen discípulo.

Sobra reconocer que los seres humanos estamos lejos de ser perfectos. Por razones obvias, saber corregir o compensar el error propio a tiempo, al menor de los costos y con la mínima consecuencia negativa es una de las más apreciadas habilidades de cualquier profesión seria. De cualquier índole o ámbito, público o privado.

Recientemente se han hecho públicas las advertencias de que en la metrópoli estamos por perder cerca de mil millones de pesos. Se plantea que podrían aplicarse para invertir en otra línea del servicio del Macrobús tapatío, que es una réplica del modelo bogotano del sistema de transporte urbano masivo BRT. Se plantea que a caballo regalado no deberíamos verle los dientes. ¿Pero qué tal pensar en lo que nos costaría tenerlo?

Preocupa sin embargo, a otras voces inquietas, aquellas reticencias sociales expresadas por continuar imponiendo el estilo BRT de transporte colectivo, cuestionando la sensatez, argumentando pretensiones exageradas por sus costos y especificaciones técnicas, demasiado para las circunstancias muy propias de las vialidades en nuestra ciudad.

Las consecuencias de la primera línea implantada sobre la Calzada Independencia han sembrado el rechazo a los intentos de continuar con las siguientes secuelas planeadas. Se argumenta, por ejemplo, que con la magna inversión de una sola línea de Macrobús se podrían haber adecuado mejor otras 13 rutas del tipo del Pretren, en todo término práctico, un servicio más apropiado por mucho menor costo.

Paradójicamente, se implora no politizar el tema y aceptar, sin más, aplicar tal cual el recurso ofrecido; cuando precisamente éstos son de los temas que habría que deliberar y socializar. Si no la gestión de los servicios y los espacios públicos, ¿entonces cuál?

Una solución podría empezar a darse si se desvincula la idea de que el Macrobús es igual a BRT. Para precisar, un BRT (o sistema rápido de transporte de autobuses, por sus siglas en inglés) consiste, en principio, en dejar sobre las vialidades urbanas carriles exclusivos o preferentes para el tránsito de autobuses, de tal manera que éstos fluyen sin las restricciones causadas por los embotellamientos que se dan debido a la saturación del tráfico. Así se privilegia el transporte público sobre el uso del automóvil particular.

El problema de implantar el modelo bogotano aquí es que allá, el concepto base original de BRT se modificó para considerarlo como alternativa al transporte masivo, en ausencia de un metro. Así, para lograr un híbrido entre metro y BRT para la capital colombiana, al modelo se le agregó la idea de que los autobuses deberían ser más grandes y articulados con doble cabina, y además debería haber grandes estaciones de abordaje y descenso (tipo metro) especialmente equipadas y construidas sobre los espacios de las mismas vialidades públicas. Es difícil encontrar en Guadalajara espacios viales que se prestan para esta implantación, pues son escasos, cuando no imprácticos. Además, habiendo ya dos líneas de tren eléctrico urbano, aquí no tenía sentido práctico instaurar una alternativa diseñada precisamente para servir en ausencia de aquello que aquí no es ausente y al que todavía se tiene capacidad para mayor servicio: el Tren Ligero. (Curiosamente, ahora en Bogotá planean instalar su tren ligero).

Desbogotizándolo, hay varias posibilidades para implantar sistemas BRT en Guadalajara. Hay campo para nuestras propias adaptaciones al concepto original. Nuestro Pretren, por ejemplo, ya ha inspirado a otras ciudades por sus virtudes atinadas.

Pero nadie es profeta en su casa.

Ahora, si se sigue insistiendo en el modelo Macrobús, entonces quizás sí haya un corredor vial en condiciones idóneas para una ruta bogotizada. Este sería sobre nuestro eje vial principal: el amplio corredor de Calzada Lázaro Cárdenas, que recorre toda la ciudad desde la entrada de México hasta la salida a Nogales, con posibilidades de toda la extensión y equipamiento que se le quiera dar, invertir y desarrollar. Ése sí que sería un súper Macrobús y vía exprés, all-in-one.
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