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Falta poco para saber si cae en suspension de pagos

Colusión en transporte

1 Junio, 2009 - 21:55

A pesar de los avances del órgano antimonopolios del gobierno que es la Comisión Federal de Competencia (CFC), a cargo de Eduardo Pérez Motta, existen acuerdos entre empresas transportistas del país, al igual que en otros sectores, para dividirse mercados, fijar precios y establecer barreras a la libre competencia.

La práctica es más común de lo que se piensa, y en el fondo afecta la competitividad de México como país. En la última década, las indagatorias de la CFC la han detectado en telecomunicaciones, cemento, acero, aviación comercial y algunos otros sectores.

Un simple vistazo a las avenidas y rutas más transitadas de las carreteras y de las principales ciudades del país, nos muestra de lleno el tema de las prácticas de colusión con una enorme facilidad.

Donde se ejerce el comercio del autotransporte, algunas empresas han logrado transformar sus territorios en coto exclusivo, mediante la estrategia de depredar tarifas y precios.

Paradójicamente, esas prácticas han venido minando sus propios ingresos, pues el precio de desaparecer la competencia ha sido que el mercado no ha soportado las tarifas, rutas, precios y demás elementos que los transportistas de poder dominante imponen.

Un buen ejemplo de prácticas depredatorias en detrimento del usuario son las del Grupo Toluca, que se ha logrado adueñar de la zona centro-norte del país en materia de autotransporte. Encabezan el grupo Roberto Alcántara Rojas, exbanquero (Bancrecer) rescatado por el IPAB, y más recientemente aviador con VivaAerobús, y sus hermanos y familiares.

Con una arbitrariedad que ya investiga la CFC, la empresa se apoderó de la región, pero inesperadamente, las crisis económica y sanitaria impactaron de forma importante las finanzas no sólo del propio Grupo Toluca, sino también de otros socios de la controladora Inversionistas en Autotransportes Mexicanos (IAMSA), como Flecha Amarilla, Amealcenses y Enlaces Terrestres Nacionales.

El Grupo IAMSA es un conglomerado organizado bajo la figura de cooperativa. Sus reuniones de accionistas se han venido posponiendo con el pretexto de la contingencia sanitaria, pero algunos de sus socios, que no han tenido utilidades en más de un año comentan que la razón real es que los administradores no encuentran la forma de enfrentar el deterioro del patrimonio de más de 1,000 socios que conforman el grupo.

En autotransportes existen diferentes permisionarios, desde grandes grupos como ADO hasta “hombres-camión”, dueños de uno o más autobuses que disponen de su flota bajo distintas modalidades.

Flecha Amarilla, que cuenta con una flota cercana a 2,000 autobuses, tiene más de 600 hombres-camión, y Grupo Toluca cuenta con más de 600 unidades de una centena de permisionarios. En conjunto, Flecha Amarilla y Grupo Toluca tienen la división aérea “Viva Enlaces”; la división de transporte por autobús (ETN, Omnibus de México, Transportes del Pacifico y otras; y la división financiera que compra y vende los autobuses para los dos grupos.

Los pasivos de ambos grupos ya suman más de 7,000 millones de pesos, más de 75% de los cuales están denominados en dólares. Los motivos del abultado endeudamiento se atribuyen a una agresiva política de adquisiciones y asociaciones, tanto en transporte terrestre como aéreo y ferroviario.

La relación deuda a utilidades operativas antes de depreciación es mayor a 10 veces. En esta industria, un factor de más de cinco veces es considerado como de muy alto nivel de apalancamiento por los bancos y las agencias calificadoras.

Adicionalmente, Flecha Amarilla y Grupo Toluca tienen un adeudo de 2,000 millones de pesos, que deberán cubrir este año. Pero dados los resultados adversos de la aerolínea y empresas transportistas asociadas, el incremento en costos de insumos como combustibles, y la guerra de tarifas que iniciaron en el 2008 afectando a Estrella Blanca, Senda y Transportes del Norte, se presume que se declaren en incumplimiento de pagos.

Ante un escenario así, resulta irresponsable que la estrategia de “eliminar competidores”, en vez de fomentar la competencia abierta, sea la más adecuada. Sin embargo, ese parece ser el camino que pretenden seguir aun a costa de la opinión contraria de muchos de sus socios.

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