Ciudad de México (26 septiembre 2010).- Tras la suspensión de operaciones de Mexicana de Aviación, locatarios del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) prevén finalizar sus contratos con la arrendadora Fumisa en la primera semana de octubre próximo.
Los locales tienen rentas variables de acuerdo con su giro y tamaño, aunque los costos que pagan mensualmente van de los 30 mil a los 120 mil pesos, y en el caso de firmas reconocidas las tarifas son más altas, cantidades que ya no alcanzan a reunir debido a la caída de más de 50 por ciento en el pasaje de la Terminal 1 del AICM.
"La dueña del local nos dijo que vamos a esperar un mes, pero es casi seguro que cerramos, no está saliendo más que para pagarnos y pues mejor que nos diga así, con tiempo, para ir buscando", contó Lupita, empleada de un negocio de tacos de guisado que tiene más de 40 años ubicado frente a los mostradores de Mexicana.
En la zona de salas de última espera la situación tampoco es alentadora, pues al menos unos cinco locales de Duty Free fueron cerrados temporal o permanentemente, otros dos que vendían periódicos y revistas, así como algunos que ofrecían recuerdos a los turistas.
"Pues cerraron varios, pero son de todo, lo que yo sé es que no se vendía nada ahí, porque eran posiciones que ocupaba Mexicana y ahora ya no hay nadie, pero hasta ahorita no sabemos si también nos van a cerrar acá", comentó otro empleado.
Mientras los locatarios analizan sus posibilidades de salida, el AICM aprovechó la suspensión de Mexicana para realizar obras en algunas de las salas de última espera que esta aerolínea utilizaba.
En el área de vuelos nacionales, por ejemplo, cuatro salas de última espera permanecen cerradas porque se cambiará la alfombra por piso de porcelanato.
Esa obra, por 13 millones 3001 mil 37 pesos, fue licitada para iniciar en julio de este año y tendrá una duración de 700 días con trabajos en las noches, para sustituir 14 mil 500 metros cuadrados de alfombra.
El cierre de estas salas de última espera limita las operaciones de vuelos nacionales a 13 posiciones de contacto.
Además de cambiar alfombra, el aeropuerto aprovecha la baja de afluencia de viajeros en la Terminal 1 para hacer el cambio de equipos de aire acondicionado, para lo cual el AICM destinó este año poco más de seis millones de pesos.
En un recorrido por la Terminal 1, se constató que de las sala 10 a la 14 están cerradas por muros de tablarroca, y las posiciones 15 y 19, que antiguamente fueron para uso de salas móviles y pasaron a ser de espera mientras asignaban posición de contacto, están permanentemente vacías.
Para operaciones internacionales se utilizan actualmente de la sala 23 en adelante.
Locales de Duty Free cerraron, los restaurantes permanecen semivacíos y el pasillo principal está repleto de cubetas debido a las goteras que provocan las lluvias.
A la crisis que sufren los locatarios se agrega el inicio de operaciones del pasillo que dirige a los viajeros hacia la zona migratoria y aunque la operación por el momento es aleatoria, los dueños comienzan a resentir la reducción de flujo.
"Está crítico porque no sólo nos bajó que se fue Mexicana, sino que ya empezaron también a utilizar el pasillo que hicieron y si antes quienes llegaban venían a comer, ahora vamos a perder esos ingresos", apuntó Fabiola, quien atiende un local de comida en el área internacional.
Los locales tienen rentas variables de acuerdo con su giro y tamaño, aunque los costos que pagan mensualmente van de los 30 mil a los 120 mil pesos, y en el caso de firmas reconocidas las tarifas son más altas, cantidades que ya no alcanzan a reunir debido a la caída de más de 50 por ciento en el pasaje de la Terminal 1 del AICM.
"La dueña del local nos dijo que vamos a esperar un mes, pero es casi seguro que cerramos, no está saliendo más que para pagarnos y pues mejor que nos diga así, con tiempo, para ir buscando", contó Lupita, empleada de un negocio de tacos de guisado que tiene más de 40 años ubicado frente a los mostradores de Mexicana.
En la zona de salas de última espera la situación tampoco es alentadora, pues al menos unos cinco locales de Duty Free fueron cerrados temporal o permanentemente, otros dos que vendían periódicos y revistas, así como algunos que ofrecían recuerdos a los turistas.
"Pues cerraron varios, pero son de todo, lo que yo sé es que no se vendía nada ahí, porque eran posiciones que ocupaba Mexicana y ahora ya no hay nadie, pero hasta ahorita no sabemos si también nos van a cerrar acá", comentó otro empleado.
Mientras los locatarios analizan sus posibilidades de salida, el AICM aprovechó la suspensión de Mexicana para realizar obras en algunas de las salas de última espera que esta aerolínea utilizaba.
En el área de vuelos nacionales, por ejemplo, cuatro salas de última espera permanecen cerradas porque se cambiará la alfombra por piso de porcelanato.
Esa obra, por 13 millones 3001 mil 37 pesos, fue licitada para iniciar en julio de este año y tendrá una duración de 700 días con trabajos en las noches, para sustituir 14 mil 500 metros cuadrados de alfombra.
El cierre de estas salas de última espera limita las operaciones de vuelos nacionales a 13 posiciones de contacto.
Además de cambiar alfombra, el aeropuerto aprovecha la baja de afluencia de viajeros en la Terminal 1 para hacer el cambio de equipos de aire acondicionado, para lo cual el AICM destinó este año poco más de seis millones de pesos.
En un recorrido por la Terminal 1, se constató que de las sala 10 a la 14 están cerradas por muros de tablarroca, y las posiciones 15 y 19, que antiguamente fueron para uso de salas móviles y pasaron a ser de espera mientras asignaban posición de contacto, están permanentemente vacías.
Para operaciones internacionales se utilizan actualmente de la sala 23 en adelante.
Locales de Duty Free cerraron, los restaurantes permanecen semivacíos y el pasillo principal está repleto de cubetas debido a las goteras que provocan las lluvias.
A la crisis que sufren los locatarios se agrega el inicio de operaciones del pasillo que dirige a los viajeros hacia la zona migratoria y aunque la operación por el momento es aleatoria, los dueños comienzan a resentir la reducción de flujo.
"Está crítico porque no sólo nos bajó que se fue Mexicana, sino que ya empezaron también a utilizar el pasillo que hicieron y si antes quienes llegaban venían a comer, ahora vamos a perder esos ingresos", apuntó Fabiola, quien atiende un local de comida en el área internacional.